Me gustaría que esas buenas intenciones no fueran flores de un día, o de unos pocos días, sino que fueran algo más permanente.
Os propongo una actividad de reflexión.
Se trata de hacer un regalo especial para alguien especial, aunque hasta ahora nunca te hubieras planteado lo especial que es esa persona.
Vamos a realizar unas tarjetas. Utilizaremos lo que tenemos a mano: pinturas, papeles, tijeras, pegamento... y sobre todo imaginación y muchas ganas.
Luego, en nuestra tarjeta escribiremos nuestro mejor deseo para el compañero o compañera que nos toque en un sorteo supersecreto.
No tiene porqué ser nuestro mejor amigo, ni siquiera alguien que nos caiga especialmente bien, de eso se trata, de descubrir en cada uno aquellas cosas maravillosas en las que no habíamos reparado nunca.
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